Hace unos días tuvimos una clase de educación para la ciudadanía distinta a las demás.
Con motivo a la semana que se celebraba en el colegio (Semana de Atención a la diversidad) fuimos a las clases de los niños de educación especial.
Sinceramente me sorprendió mucho su forma de trabajo, ya que las clases estaban organizadas en tres niveles, según la edad de cada niño, desde los 3 años hasta los 20.
Trabajaban muchos de ellos con pictogramas o utilizando tablets para comunicarse, dada la dificultad que algunos de ellos tenían.
Me pareció una labor increíble el de las profesoras que trabajan con ellos, su paciencia y esfuerzo hacen que esos niños cada vez sean más autónomos y hagan más cosas por sí mismos, ya que algún día tendrán que salir del colegio.
Sobre todo me llamó mucho la atención que estaban sonriendo y contentos, cada uno con unas necesidades muy diferentes a las nuestras, pero poco a poco se van superando gracias a las profesoras que lo hacen posible.
En mi opinión es un trabajo muy vocacional y que no todo el mundo sería capaz de hacer, pero al verlo me he planteado si yo podría hacer algo por ayudar a esos niños, pero no me refiero el hecho de en un futuro trabajar con ellos, estuve pensando si ahora podría ayudarlos de alguna forma.
Después de pasar un rato con ellos nos fuimos a la clase y tras una reflexión nos pusieron un vídeo que trataba del mismo tema, "Mi hermano de la luna".
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